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El Evangelio Frente al Mercantilismo Cristiano

 Por Iglesia “Diestra de la Majestad” Los Guasimitos.  Miguel Tonino Muscarneri Forte, Pastor

     La llamada “siembra de dinero” ha desplegado una movilización que ha alborotado al mundo cristiano, quienes se han constituido en seguidores fieles de la operación mercantilista más grande que se haya visto en la historia del Evangelio en nuestro país, producto de la ambición de creyentes que teniendo la mente cauterizada se han dejado arrastrar por el deseo de tener dinero y posesiones usando la Palabra de Dios como vehículo para darle rienda suelta a sus propios intereses; tanto que ya no se predica el Evangelio de la Salvación que es en Cristo Jesús, sino que se ha cambiado por la ambición en mentes de una falsa grandeza; grandeza que es capaz de degradar y humillar a otros sin importarle las consecuencias que deje en ellos.

 

     Es importante señalar que los intereses por este tema en el mundo “evangélico” han provocado el descuido de la predicación del verdadero Evangelio que, aceptado en el corazón del ser humano, provee de la salvación que es en Cristo como centro del mensaje de Dios.  Ese descuido está siendo alimentado por la solicitud de dinero a cambio de las bendiciones de Dios.  La mayoría de estas “bendiciones” han salido del corazón del hombre y no de la voluntad de Dios, por lo tanto al no cumplirse quedan personas también cauterizadas y confundidas que rechazarán al “evangelio que les falló” cuando más lo necesitaban, dejando resultados desafortunados como: 1.  Líderes enriquecidos a costa de seguidores que ponen sus esperanzas en la triste predicación de estos usureros. 2. Seguidores empobrecidos con esperanzas remotas de cosechar más de lo que les ha sido pedido, esto dentro de un precedente social como lo son las loterías donde las personas invierten dinero con esperanzas de recibir mucho más. 3. Ha dejado también una cantidad enorme de personas decepcionadas de las promesas hechas por un supuesto representante de Dios en la tierra, que después de mucho tiempo descubre que no ocurre nada o sucede lo contrario a lo prometido. 4. También se está negando el verdadero alimento a los que tienen hambre y sed de justicia, ya que se ha cambiado el Evangelio de Salvación por un supuesto método de aumentar las riquezas.  Personas que se cansan de dar y dar sin recibir; porque se les está enseñando a dar para recibir y no para servir al Señor como canal para extender el Reino de Dios, incumpliendo así la propuesta bíblica “más bienaventurado es dar que recibir”  Hechos 20:35.  Y Dios en su sola potestad y por su misericordia nos da lo suficiente, nos ha dado y nosotros le damos de lo que recibimos de El. Mateo 10:8; 1 Crónicas 29:14. 

    

     La modalidad moderna de hacer este tipo de promesas es la de comprometer a Dios a hacer algo por alguien a cambio de dinero.  En otras palabras se vende la bendición que Dios ha ofrecido de pura gracia al mundo.  No es el que más “dinero siembra” el que más dinero recibe o el que es más bendecido.  “Oír a estos mercaderes modernos comprometer a Dios para que le resuelva por la fuerza del dinero los problemas a la gente, es como oír de nuevo a Juan Tetzel en Alemania, cuando a comienzo de los años 1500 y en nombre del papa León X decía: `Tan pronto como su moneda suene en el cofre, el alma de sus amigos ascenderá del purgatorio al `cielo´.  Los `receptores´ de esta `siembra´, utilizando muy astutamente métodos de manipulación sicológica de masas disfrazados de religión, están logrando acumular cuantiosas fortunas personales a costa de la ingenuidad o el temor religioso de muchas personas.”

 

     La Biblia enseña que la semilla es la Palabra de Dios, el creyente es el sembrador y el campo es el mundo. (San Lucas 8:11;San Marcos 4:14).  Las Escrituras enseñan perfectamente claro que lo que se siembra es la Palabra de Dios y no el dinero.  Generalmente los profesantes de las enseñanzas de la “siembra de dinero”  toman como campo de siembra un ministerio o supuesto ministerio y los sembradores son todos aquellos que quieren multiplicar sus ingresos o capitales, o bien los que a cambio de dar desean recibir algún milagro, y por supuesto se ha hablado que promueven el dinero como la semilla, contradiciendo los textos bíblicos.  Estos han propuesto medir el crecimiento de la obra del Señor por el aumento de bienes y propiedades materiales que si bien son necesidades de la obra no es lo fundamental. ¿Qué será del Reino de Dios si sólo tiene propiedades con personas vacías y sin salvación?  Se cumpliría la Escritura cuando dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (San Marcos 8:36).  El mensaje del Evangelio de salvación ha sido cambiado por un discurso de ambición y avaricia. (Proverbios 11:18).

 

     Desde el Antiguo Testamento se nos manda a sembrar con respecto a enseñar la Palabra de Dios.  (Oseas 10:12). En algunos versos “Oseas utilizó repetidamente ilustraciones acerca de los campos y las cosechas. Aquí habla de la tierra que ya está lista para recibir las semillas: Ya no está dura ni llena de piedras, ha sido preparada cuidadosamente y está disponible. ¿Está su vida lista para que Dios trabaje en ella? Usted puede arar el suelo duro de su corazón al reconocer sus pecados y abrir su corazón al perdón de Dios.” 

 

     El Nuevo Testamento arroja luz acerca de sembrar utilizando dinero, (y nótese la diferencia entre “sembrar utilizando dinero” y “sembrar dinero”.  Los promotores de esta doctrina dicen “traiga su semilla” refiriéndose al dinero.  Ciertamente dar es una gran bendición (2 Corintios 9:6 – 11).   

 

El dar nos será de bendición

El Apóstol Pablo usa un principio agrícola para ilustrar su punto. El agricultor que siembra generosamente segará generosamente. Véanse Proverbios 11.24, San Lucas 6:38 y Gálatas 6:7, 8. «Generosamente» aquí es «sembrar con bendición» y segar también de esa manera significa «cosechar con bendición». Dios no es deudor a nadie. Él es fiel para bendecir cuando somos fieles para obedecer.

 

El Apóstol Pablo no habla tanto aquí respecto a cuánto damos sino a cómo lo damos. Nuestra actitud al dar es más importante que la cantidad que damos. No debemos sentirnos avergonzados si sólo pudimos dar una pequeña ofrenda. Dios está preocupado por cómo damos de los recursos que tenemos (véase San Marcos 12:41–44). Según esta norma, la generosidad de la iglesia de Macedonia era difícil de igualar (2 Corintios 8:3). En 2 Corintios 8.12–15 les dijo cuánto dar; debía ser en proporción a lo que tenían. Pero que el creyente dé a regañadientes, o por obligación, es perderse la bendición de dar. Dar debe brotar del corazón y Dios ama al dador alegre («hilarante» en el griego). Algunos cristianos interpretan este versículo diciendo que no importa cuánto demos, con tal que demos con alegría cualquier cantidad que nos hayamos propuesto en el corazón. ¡De ninguna manera! Un corazón alegre no es sustituto para un corazón obediente. Nuestros corazones deben ser tanto fieles como alegres, debido a que damos la ofrenda correcta con el motivo correcto.

 

Nótese los «todos» en el versículo 8: toda gracia; todas las cosas; todo lo suficiente; toda buena obra. ¡Nada se deja fuera! Esta es la promesa de Dios para los que le obedecen.  Dios es fiel para suplir lo que necesitamos espiritual (2 Corintios 9:6), material (2 Corintios 9:8) y físicamente (2 Corintios 12:9). Pero Dios suple nuestras necesidades, no sólo para nuestro contentamiento, sino para que podamos servirle y ayudar a otros. Debemos abundar en «toda buena obra» (2 Corintios 9:8). Pablo exhorta a los cristianos a trabajar para que puedan ayudar a otros (Efesios 4.28).

 

Humanamente hablando la persona que da debe ser la que pierde; pero ese no es el caso. «Más bienaventurado es dar que recibir» (Hechos 20:35). «Dad, y se os dará» (San Lucas 6:38). Esto no quiere decir que debemos regatear con Dios o mirar a nuestra ofrenda como un medio de comprar la bendición de Dios. ¡No! Más bien debemos mirar la ofrenda como una oportunidad para mostrar nuestro amor a Dios y nuestra confianza en su Palabra. El industrial cristiano R.G. LeTorneau solía decir: «¡Si das solamente para recibir, no recibirás!» Dios nos da recursos para usarlos e invertirlos para Él. Pablo usó la ilustración de las semillas para explicar que los recursos de Dios no deben ser escondidos, devorados negligentemente o malgastados, sino cultivados a fin de producir mayor cosecha. Cuando invertimos lo que Dios nos ha provisto, nos dará aún mucho más para dar. Pablo enfatiza en la recompensa espiritual para aquellos que dan generosamente para la obra de Dios. No debiéramos esperar enriquecernos por medio de nuestras donaciones. Aquellos que reciben sus donaciones se alegrarán y orarán por usted. Al bendecir a otros usted mismo es bendecido”.  (Biblioteca Electrónica Caribe)

 

    La Biblia, entonces afirma que no damos (o sembramos) para recibir, sino que damos porque ya hemos recibido de Dios (1 Crónicas 29:14; San Mateo 10:8) ¿Cómo se da si no se recibe primero. Conocer lo inmenso de los recursos divinos nos hace más generosos. Comprende que todo lo que poseemos viene de Dios.

 

     Cuando se da a una persona en particular, se habla de dar a los necesitados y pobres sin esperar de ello ni de ellos nada. (Hechos 20:33-35) Este es el punto de vista de Pablo sobre el dinero y el ministerio. El dinero no constituía su motivación (v. 33) Pablo se sentía satisfecho con lo que tenía, en todo lugar, mientras pudiera hacer la obra de Dios. Examine sus actitudes relacionadas con su salud y comodidad. Si se centraliza más en lo que no tiene que en lo que tiene, es tiempo de examinar sus prioridades y poner la obra de Dios en primer lugar. Él complementaba su ministerio fabricando tiendas (véase Hechos 18:3), aliviando así la carga financiera a las iglesias que ministraba (v. 34) Pablo trabajaba haciendo tiendas para mostrar que estaba libre de codicia, no para convertirse en millonario. Se mantuvo e hizo lo mismo con otros que trabajaban con él (también lo menciona en algunas de sus cartas; véanse Filipenses 4.11–13 y 1 Tesalonicenses 2.9). Más bienaventurado es dar que recibir: Se refiere tanto a nuestro tiempo como a nuestro dinero, porque trabajando así ayudamos a los necesitados. Así que la Biblia enseña que el modo más natural de recibir es con el trabajo, aunque haya otros medios especiales, para situaciones especiales, lo natural es el trabajo.

 

     Para concluir podría decirse mucho más con respecto a “sembrar” y “dar”, sólo se añade que Dios no nos mandó a hacer que su Reino sólo tuviese propiedades, y aunque estas sean necesarias, la motivación principal en el Reino de Dios es la de ganar personas para el Señor Jesucristo y no enriquecernos con discursos mercantilistas donde se manipula a las persona a dar dinero y posesiones bajo impulsos emocionales manejados por un experto manejando público.  Por supuesto no debe dejarse de lado que todas estas insinuaciones dejaron de ser una simple enseñanza y se convirtieron ya en una doctrina distinta, que se ha venido mezclando con otros aspectos de la verdad central del Evangelio, como: La sanidad, la prosperidad, felicidad, liberación, milagros y otros que igualmente han sido tergiversados a convenir y ajustados a los intereses de quienes se han convertido en  “Mercantilistas cristianos”, que mercadean con creyentes y no creyentes que van a ellos engañados (2 San Pedro 2:3).  Bien lo dijo el Apóstol Pablo en Romanos 16:17-20. Los cristianos que causan problemas debido a sus deseos egoístas, no se deben recibir en la iglesia local. «Fijarse» significa «vigilar; tener los ojos abiertos sobre ellos.

 

 Nota: Este artículo puede ser copiado y utilizado en las iglesias para advertir de los peligros de las tendencias a mercantilizar el Evangelio.

 
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